Reseña de Irse yendo, por Leonor Courtoisie

Terminé de leer Irse yendo y anoté:

"lo material que se derrumba, 

el tiempo que destruye y desvanece, 

¿demuele? 

no alimenta"

Fue lo primero que se me ocurrió anotar en el primer papel que encontré.

Descripción: Dicen que los gomeros son de la misma familia que las higueras y dicen que las higueras son puertas al infierno. La protagonista de Irse yendo tiene que cortar el árbol que ha mirado desde el fondo de la casa de su abuela muerta a varias generaciones de una familia tan excéntrica como cualquiera.
También Macbeth trae mala suerte, se lleva a los hijos, conjura la tragedia. Bajo el doble signo del infortunio, esta novela es la historia de un despojo. Con una reina de campera roja y buzo estirado que está a punto de perder su palacio en un barrio Sur que se gentrifica. Con gente cambiando de lugar los cuerpos. Los cuerpos masculinos de ausencia o violencia. Los cuerpos en escena. Una obra de teatro que se construye sobre los restos de otra que se abandona, que se maldice. La prosa de Courtoisie se arroja sin miramientos, pero es de alguna manera un vómito puntilloso, nada librado al azar o al impulso. Una primera novela topadora, que no deja en pie ninguna construcción, ni de las contemporáneas.

No sé exactamente qué quise decir al anotar eso, pero fue lo primero que se me ocurrió al terminar este libro. 

La protagonista de esta historia tiene una madre deprimida, y un hermano deprimido. No tiene independencia económica ni emocional. Hay una verdad inminente durante todo el libro: la casa de la familia será vendida y esa es una realidad que remueve el interior de la protagonista. 

Está sometida al tiempo, al mundo que sigue su camino sin fijarse en lo que destruye. Como las casas que tiran abajo, los monumentos, los recuerdos de una infancia. 

Courtoise apostó por una narración sin pausa y entrelazada, como la mente misma. De a pequeños fragmentos vamos entendiendo el estado en el que se encuentra la protagonista: tiene una familia numerosa y está presentando una obra de teatro dentro de su propia casa, cuando su madre no está. 

Conoceremos a una protagonista que por momentos luce bastante inocente, como si la vida le pasara y no sus propias decisiones. 

La verdad es que el libro me gustó mucho. Se lee más que rápido, y sin embargo requiere una lectura pausada. Las cosas que vive la protagonista son básicas, nada fuera de la vida cotidiana. Pero cuando todo parece un fracaso, una pérdida, una tras otra, una tras otra. Uno no puede leer de un tirón. Al menos yo no pude. 

Tiene una narración interesante ya que por momentos es como si la escritora se olvidase de los puntos de puntuación, y acumula cosas que no parecen tener relación entre si, que al fin y al cabo si lo tienen. Así como funciona nuestra cabeza, entrelazando cosas que sabemos y que recordamos con la idea de encontrarle un poco más de sentido a lo que nos ocurre. 

El contexto es Montevideo, una Montevideo que cambia con el curso del tiempo y la llegada de la modernidad. Esta ambientación me fue super útil para sentir más cerca las cosas que le pasaban a la protagonista. 

Es interesante la forma en la que nos presenta a los personajes a su alrededor, de algunos no sabemos sus nombres, pero si sabemos algo de ellos que los caracteriza, y así los reconocemos cuando los nombra. De esa forma conocemos a su familia. Mi favorita fue la abuela, porque no importa cómo sea la abuela, lo que importa es lo que representa: un tronco que sostiene una familia, que uné y que todos temen cortar. Cuando la abuela fallece es tiempo de cortar el árbol, y eso significa algo muy doloroso para una familia que sigue de duelo. Y lo que es peor: que no habla de ello. 

Un libro que me gustó mucho, con pasajes que podría analizar por horas por su multiplicidad de sentidos. El final me gustó mucho, me pareció liberador, algo que la protagonista necesitaba hacer para volver a respirar. 

Por mi parte esta novela se llevó tres estrellas ⭐⭐⭐

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