El libro de los abrazos, por Eduardo Galeano
Buenas buenas, lectores ¿cómo están? El día de hoy les quiero hablar sobre un libro que llevaba mucho tiempo en mis pendientes, una lectura con la que pude iniciar gracias a la posibilidad que nos brinda Biblioteca País (recuerden que si tienen cédula de identidad uruguaya pueden acceder a una numerosa lista de libros virtuales) No dudé ni un segundo en comenzar la lectura de El libro de los abrazos por Eduardo Galeano!
Sinopsis:
El libro de los abrazos es una síntesis perfecta del imaginario más inspirado de su autor. Celebraciones, sucedidos, profecías, crónicas, sueños, memorias y desmemorias, deliciosos y extraordinarios relatos breves en los que hasta las paredes hablan.
Eduardo Galeano cautiva con pequeños fragmentos, mini relatos con los que el lector se transporta a tiempos de dictadura, guerra y exilio. Galeano habla de sueños, y en sueños. Nos habla de nadies y personajes ilustres. Nos habla de miedo, sin él.
Un libro ideal para leer de a poquito, con paciencia y reflexión. Las simples narraciones de Galeano pueden quitarnos el aliento en pocas lineas tales como:
Una mañana, nos regalaron un conejo de Indias. Llegó a casa enjaulado. Al mediodía, le abrí la puerta de la jaula.Volví a casa al anochecer y lo encontré tal como lo había dejado: jaula adentro, pegado a los barrotes, temblando del susto de la libertad.
El miedo.
En una situación tan confusa como la que estamos viviendo, leer cada noche algún que otro fragmento de El libro de los abrazos me servía para volver a tierra, y otras veces para salir de ella.
Me sorprendí, con la simpleza de su narración. Y, sin embargo, sus mini relatos merecen una lectura pausada. No les diré que todos sus fragmentos me quitaron el sueño, pero si me sorprendí con gran parte de ellos.
La lectura de esta obra es similar a la lectura de un diario privado en el que se van acumulando recuerdos, anécdotas y sueños.
Sueñan las pulgas con comprarse un perro y sueñan los nadies con salir de pobres, que algún mágico día llueva de pronto la buena suerte, que llueva a cántaros la buena suerte; pero la buena suerte no llueve ayer, ni hoy, ni mañana, ni nunca, ni en llovizna cae del cielo la buena suerte, por mucho que los nadies la llamen y aunque les pique la mano izquierda, o se levanten con el pie derecho, o empiecen el año cambiando de escoba.
Los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada.
Los nadies: los ningunos, los ninguneados, corriendo la liebre, muriendo la vida, jodidos y rejodidos;
Que no son, aunque sean.
Que no hablan idiomas, sino dialectos.
Que no profesan religiones, sino supersticiones.
Que no hacen arte, sino artesanía.
Que no practican cultura, sino folklore.
Que no son seres humanos, sino recursos humanos.
Que no tienen nombre, sino número.
Que no figuran en la historia universal, sino en la crónica roja de la prensa local.
Los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata.
Los nadies.
No soy el tipo de persona que raya sus libros, de hecho son escasos los ejemplares que marco con post it's. Pero la verdad es que con este libro, me dieron muchas ganas de tenerlo en físico, para marcar mis partes favoritas y poder volver a él una y otra vez.
Galeano le da voz a historias de una América Latina silenciada. Creo que sentí aún más profundamente aquellos fragmentos dedicados a la dictadura uruguaya, aunque estos son unos pocos, ya que los personajes de Galeano se alejan del Río de la plata, tal como él lo hizo, en busca de un nuevo hogar.
Cuando Lucía Peláez era muy niña, leyó una novela a escondidas. La leyó a pedacitos, noche tras noche, ocultándola bajo la almohada. Ella la había robado de la biblioteca de cedro donde el tío guardaba sus libros preferidos.
Mucho caminó Lucía, después, mientras pasaban los años.
En busca de fantasmas caminó por los farallones sobre el río Antioquia, y en busca de gente caminó por las calles de las ciudades violentas.
Mucho caminó Lucía, y a lo largo de su viaje iba siempre acompañada por los ecos de los ecos de aquellas lejanas voces que ella había escuchado, con sus ojos, en la infancia.
Lucía no ha vuelto a leer ese libro. Ya no lo reconocería. Tanto le ha crecido adentro que ahora es otro, ahora es suyo.
La función del lector/1
Así que nada, quería ser breve pero clara: es una lectura que vale muchísimo la pena, ojalá no hagan como yo y la dejen en pendiente durante mucho más tiempo. Le concedo 4.5 estrellas y la promesa de muchas relecturas ¿han leído a Galeano?
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